Si hay una empresa con ambición desmedida en nuestros días, esa es OpenAI. Aquel primer
acuerdo multimillonario con Microsoft (13.000 millones de dólares) se ha quedado pequeño, porque este año la sucesión de inversiones ha sido absolutamente extraordinaria.
Hace meses la protagonista fue SoftBank, que se convirtió en su nueva novia al invertir
40.000 millones de dólares en ella. Luego las cosas se han puesto interesantes con los últimos movimientos de esta semana. Por un lado tenemos a NVIDIA, que ha "invertido" 100.000 millones de dólares en OpenAI para que OpenAI le compre chips a NVIDIA. De ahí las comillas: esto, más que inversión,
es inversión circular.
Por el otro,
Oracle se ha aliado con ella y la citada SoftBank para crear un conjunto de centros de datos con una capacidad descomunal de 7 GW. La inversión total del trío es de 400.000 millones de dólares,
dicen en OpenAI. Los números, mareantes y casi incomprensibles, nos bailan, y la magnitud de estos proyectos comienza también a escaparse a la razón. ¿Necesitamos realmente tantos centros de datos? ¿Es realmente necesario gastar tales cantidades de dinero? Se estima que un centro de datos de 1 GW cuesta
unos 50.000 o 60.000 millones de dólares, y ya solo ese dato vuelve a inquietarnos y a hacernos pensar que esto parece un síntoma más de la hipotética
burbuja de la IA.
Hasta Altman avisó de ello, aunque él decía que era más
una burbuja de otras empresas, no de la suya. Mientras,
asegura que el mundo necesita "cómputo" porque el uso de sistemas de IA va a ser absolutamente descomunal. Esa es su apuesta y la de su empresa, y
su discurso ha convertido ya en creyentes (o más bien, creyentes interesados) a empresas que de hecho no entraban en las quinielas de "quién ganará la carrera de la IA". En esa quiniela estaban hasta hace poco Google, Meta o Microsoft. Ahora, sin comerlo ni beberlo, están también las citadas OpenAI, SoftBank y ese gigante dormido llamado Oracle.
Tiempos interesantes. E inciertos.