Elon Musk apoyó a Obama y Clinton en anteriores elecciones, pero en estas lo tuvo claro: apoyaría a Donald Trump. Comenzó anunciando qeu
donaría 45 millones al mes a su campaña, y luego violó las propias reglas de X al compartir
un deepfake de Kamala Harris.
Su influencia como agente geopolítico
es impredecible desde hace años, y el apoyo a Trump —con su
plataforma X como clara ventaja— probablemente está ya dando sus primeros frutos. La victoria de Trump ha provocado que dos días después de las elecciones su fortuna
superase los 302.000 millones de dólares , sobre todo gracias a una Tesla absolutamente
disparada en bolsa.
Pero a Musk no le basta con eso. Anunció junto a Trump su proyecto de crear un organismo para mejorar la
eficiencia gubernamental. Su nombre, ya de primeras,
disparó la cotización de la criptomoneda dogecoin, pero es que bitcoin y el resto de criptos
están ahora desatadas. La victoria de un Trump, parece favorable a su desarrollo, ha sido una gran noticia para ese sector.
Ahora llegan las incertidumbres. Una es la de de dónde
sacará Musk tiempo para ese nuevo proyecto. La otra, bastante más preocupante, es la de si Musk acabará aprovechando su nueva posición de influencia para beneficiar a sus empresas. Tesla , SpaceX o X pueden salir especialmente reforzadas. Y sin embargo, no todo el impacto de la victoria de Trump ha sido positivo:
la desbandada de usuarios en X vuelve a poner en peligro a la red social, pero habrá que ver cómo se desarrollan los acontecimientos.
Y como cada vez que Elon Musk está en el ajo, el mensaje es claro: cuidado, que vienen curvas.