Internet iba a revolucionarlo todo, decían los gurús en 1999. Era el momento de apostarlo todo por esa tecnología, y desde luego muchos lo hicieron de forma desaforada. Luego
explotó la burbuja de las puntocom que arrasó con muchas de aquellas promesas, pero una quedó: internet, efectivamente, lo revolucionó todo.
25 años después parece que estamos en una situación parecida, pero esta vez con la inteligencia artificial. Esta tecnología está provocando una fiebre muy contagiosa que hace que el
gasto en centros de datos y las inversiones se disparen por todos lados,
aunque no sepamos muy bien para qué.
La IA generativa está permitiendo cosas asombrosas que
nos recuerdan a Star Trek, pero su aplicación práctica dista mucho de ser notable. Las ventajas siguen sin estar claras, y eso ha puesto más de una vez
nerviosos a los inversores. Y como las cosas siguen sin aclararse, cada vez más expertos y directivos de grandes empresas tecnológicas pintan un futuro muy negro para la mayoría de proyectos de IA actuales.
Lo decía por ejemplo el CEO de Baidu: estamos en una burbuja y
solo un 1% de empresas de IA sobrevivirán. Para él eso ni siquiera es un problema, y hablaba de esa gigantesca corrección como algo "saludable". Puede ser: ocurrió con las startups de internet, desde luego. Eso no quita para que el miedo a un nuevo estallido de la burbuja esté ahí. Abróchense el cinturón, querido lector.